El dolor pélvico crónico, la sensación de pesadez en las piernas y el malestar en la zona baja del abdomen son síntomas que muchas personas atribuyen a diversas causas, pero una menos conocida es la insuficiencia venosa pélvica (IVP), también llamada varices pélvicas.
¿Qué es la insuficiencia venosa pélvica?
La IVP es una condición en la que las venas dentro de la pelvis se dilatan y retienen más sangre de la debida, provocando una serie de molestias que afectan principalmente a mujeres. Aunque es más común de lo que parece, muchos casos pasan inadvertidos o se confunden con otros problemas.
De acuerdo con el Dr. Pablo Gallo González, jefe del Servicio de Angiología y Cirugía Vascular del Hospital Ruber Internacional, la insuficiencia venosa pélvica es una de las causas ocultas del dolor pélvico crónico. “Esta ocurre cuando las venas intrapélvicas se dilatan y permiten que la sangre se acumule, causando dolor y pesadez en la zona pélvica y en las piernas”, señala el Dr. Gallo.
Causas y tipos de insuficiencia venosa pélvica
Existen dos tipos de insuficiencia venosa que afectan la pelvis:
- Insuficiencia venosa primaria: causada por una debilidad en las válvulas venosas, que puede deberse a factores congénitos o cambios hormonales, como ocurre tras varios embarazos.
- Insuficiencia venosa secundaria: provocada por una compresión de las venas en la pelvis, a menudo por estructuras anatómicas vecinas. Casos como el síndrome de Nutcracker o el síndrome de May-Thurner pueden comprimir las venas renales e ilíacas, respectivamente, dificultando el flujo sanguíneo.
Dolor pélvico tras el sexo: una señal a considerar
Uno de los síntomas característicos de la IVP es el dolor que aparece tras las relaciones sexuales, acompañado de una presión en la zona baja del abdomen. Este dolor suele ser persistente y puede empeorar con el tiempo, sumándose a otros síntomas como el dolor lumbar y la pesadez en las piernas.
Síntomas frecuentes de la insuficiencia venosa pélvica
Los síntomas de la IVP pueden variar, pero entre los más comunes se incluyen:
- Dolor pélvico que empeora después de estar de pie o sentada por periodos prolongados.
- Menstruaciones más dolorosas debido a la presión de las venas pélvicas dilatadas.
- Dolor de espalda baja, frecuentemente confundido con problemas musculares.
- Sensación de pesadez en las piernas, sobre todo al final del día.
- Aparición de varices en áreas como la cara interna de los muslos, los glúteos o la zona vulvar.
Diagnóstico de la insuficiencia venosa pélvica
Para diagnosticar esta condición, la ecografía Doppler es fundamental. Esta técnica no invasiva permite visualizar el flujo de sangre en las venas en tiempo real y detectar dilataciones o compresiones. Existen varios tipos de ecografía Doppler aplicables a esta condición:
- Doppler transvaginal: examina las venas gonadales en la pelvis.
- Doppler abdominal: evalúa venas como la renal e ilíaca.
- Doppler de extremidades inferiores: detecta si las varices en las piernas tienen origen en la pelvis.
Opciones de tratamiento
El tratamiento de la IVP varía según el tipo de insuficiencia:
- Para la insuficiencia venosa primaria, la embolización es el tratamiento de elección. Consiste en cerrar las venas dilatadas para reducir el reflujo y el dolor.
- En casos de compresión venosa (insuficiencia secundaria), se puede colocar un stent en la vena afectada para restablecer el flujo adecuado.
No ignores los síntomas de insuficiencia venosa pélvica
Si sufres dolor pélvico crónico, en especial tras las relaciones sexuales, o sensación de pesadez en las piernas, es importante consultar con un especialista. Un diagnóstico y tratamiento a tiempo pueden mejorar significativamente la calidad de vida y prevenir la progresión de esta condición.