La trombosis venosa es una enfermedad grave que, en algunos casos, causa importantes complicaciones que pueden llegar incluso a comprometer la vida del paciente.

Si usted sospecha que pueda tener una trombosis venosa deberá acudir urgentemente a un especialista en Angiología y Cirugía Vascular para que le diagnostique y establezca las pautas de tratamiento lo antes posible.

El tratamiento es fundamentalmente médico y está enfocado a prevenir las complicaciones y mejorar los síntomas tanto en la fase aguda como en el síndrome postrombótico. La prevención es básic, por lo que el paciente juega un papel principal en el tratamiento.

¿Qué es la trombosis venosa?

La trombosis venosa (también conocida como flebitis, tromboflebitis) consiste en la formación de un coágulo sanguíneo en el interior de una vena, que puede darse tanto en el sistema venoso profundo como en el superficial.

El trombo produce una oclusión sectorial de la vena, causando también destrucción de las válvulas que conforman su interior.

Durante la fase aguda de la enfermedad existe riesgo potencial de que el trombo se desprenda (émbolo) y migre hacia el pulmón, situación de riesgo vital que se conoce como tromboembolismo pulmonar (TEP).

Cuando la enfermedad se cronifica pasa a denominarse síndrome postrombótico.

¿Por qué se produce una tromboflebitis o trombosis venosa?

Dentro de las posibles causas que pueden dar lugar a una trombosis venosa están: factores genéticos, alteraciones en la coagulación de la sangre, compresiones venosas, insuficiencia venosa crónica (varices) o procesos tumorales.

A éstas se suman una serie de factores desencadenantes entre los cuales se encuentran: procesos de inmovilización prolongada (reposo en cama, viajes largos en avión en lo que se conoce como el “síndrome de la clase turista o enfermedad del viajero”), tratamiento con anticonceptivos orales u hormonas tiroideas, sobrepeso, fracturas, traumatismos, cirugía reciente, sobre todo ginecológica o traumatológica a nivel de la rodilla o de la pelvis, embarazo o parto reciente.

paciente-trombosis
paciente-trombosis

¿Qué síntomas produce?

Los síntomas dependerán fundamentalmente de si la trombosis es profunda o superficial y de la zona del cuerpo en que se encuentra la vena afectada; al igual que sucede con la insuficiencia venosa crónica, la trombosis acontece normalmente en los miembros inferiores (MMII) ya que son estas venas las que mayor dificultad tienen para conducir la sangre hacia el corazón debido a la resistencia de la gravedad, lo cual favorece esta tendencia.

En ocasiones, la trombosis venosa profunda de los miembros inferiores (MMII) comparte características clínicas con otros cuadros, por ejemplo musculares (rotura fibrilar) y puede pasar incluso desapercibida. En la pelvis también hay descritos cuadros de trombosis venosa que suelen estar en relación con los embarazos y/o con la presencia de varices pélvicas.

paciente-trombosis
paciente-trombosis

Las trombosis que se dan en otras zonas del cuerpo como los miembros superiores (MMSS) están normalmente relacionadas con punciones por cateterismo venoso.

Los síntomas asociados a la trombosis venosa profunda (TVP) en los miembros inferiores (MMII) son: edema o hinchazón, dolor localizado fundamentalmente en la pantorrilla, aumento de la temperatura local, enrojecimiento y empastamiento de la musculatura gemelar.

Cuando se trata de una trombosis venosa superficial (TVS) los síntomas más frecuentes son: dolor en el recorrido de la vena trombosada que, en ocasiones, puede incluso palparse como un cordón indurado, enrojecimiento y dolor local.

¿Qué estudios son necesarios para diagnosticar la enfermedad?

En algunos casos, es preciso realizar otras pruebas complementarias mínimamente invasivas para completar el diagnóstico: flebografía ascendente, Angio-RMN o Angio-TAC.

En Unidad de Patología Vasculat, los pacientes tienen acceso a los servicios de diagnóstico especializado del Hospital Ruber Internacional, lo que asegura una atención médica de calidad.

Otros estudios complementarios nos pueden ayudar a averiguar algunas de las posibles causas que han podido dar lugar a la trombosis: analítica completa de coagulación con estudio genético y, en algunos pacientes, analítica de marcadores tumorales para descartar otros procesos.

Después de un examen físico en el que se sospeche la existencia de trombosis venosa, se solicitarán estudio al laboratorio de exploraciones vasculares que es, a menudo, el primer paso en el diagnóstico de la enfermedad.

El Eco-Doppler Color es la herramienta más importante en el laboratorio vascular empleada no sólo en el diagnóstico sino también en el control y seguimiento del síndrome postrombótico. Consiste en la realización de un estudio ecográfico no invasivo que muestra la estructura, movimiento y función de los vasos sanguíneos en tiempo real.

¿Cómo se puede tratar la trombosis venosa profunda?

El tratamiento dependerá de la fase de la enfermedad en la que nos encontremos:

Fase aguda

El objetivo principal del tratamiento es evitar la tromboembolia pulmonar (TEP). Para ello, se inicia tratamiento anticoagulante con heparina de bajo peso molecular y, posteriormente, con anticoagulantes orales (Sintrom) que se prolongará durante unos 6 meses, requiriendo controles periódicos de sangre para garantizar que la dosis de medicación sea la adecuada para mantener los niveles terapéuticos de anticoagulación.

Estos medicamentos no eliminan el trombo ya formado; diluyen la sangre para que no se formen otros nuevos o para que los ya formados no crezcan. Se le indica al paciente, además, que emplee una media elástica de compresión fuerte (tipo II o tipo III) hasta la rodilla que será tallada en ortopedias especializadas, realizar durante las primeras semanas una vida de reposo relativo con elevación de las piernas, dando pequeños paseos y realizando ejercicios específicos que mejoran el drenaje venoso.

Todo ello, además de prevenir el TEP mejora la sintomatología producida por el trombo agudo: reduce la hinchazón, el dolor, etc.

En algunos casos estará indicado implantar, mediante cateterismo, un filtro temporal en la vena cava que estará especialmente indicado en aquellos pacientes con trombosis en las venas pélvicas, en los que el riesgo de TEP es mayor.

Si usted ha tenido una trombosis venosa recientemente y comienza a presentar dolor torácico, tos y dificultad para respirar deberá advertírselo urgentemente a su médico pues puede ser indicativo de tromboembolismo pulmonar.

TVP GONADAL PRE

Imágenes de trombosis aguda de vena gonadal izquierda tratada mediante embolización. A través de un sencillo cateterismo se depositan espirales metálicas (coils) y se inyecta microespuma para sellar la vena enferma, consiguiendo controlar el proceso agudo.

TVP GONADAL EMBOLIZACION

Imágenes de trombosis aguda de vena gonadal izquierda tratada mediante embolización. A través de un sencillo cateterismo se depositan espirales metálicas (coils) y se inyecta microespuma para sellar la vena enferma, consiguiendo controlar el proceso agudo.

Fase crónica (síndrome postrombótico)

Con el paso del tiempo desaparece el riesgo potencial de embolia; el trombo se cronifica, se estabiliza y, normalmente, se disuelve en parte quedando la vena parcialmente recanalizada, es decir, que parte de la luz interna permanece ocupada por el trombo y la otra parte queda libre al paso de la sangre. El vaso queda completamente avalvulado, lo que le impide cumplir con una correcta función de drenaje.

Para compensar este mal funcionamiento y garantizar un correcto drenaje de la pierna se desarrollan otras venas secundarias, lo cual se conoce como circulación colateral.

Aún así, es frecuente que, con el paso del tiempo, persista un ligero edema en la extremidad y se den cambios en la coloración de la piel, fundamentalmente en la zona de los tobillos. Los objetivos durante esta segunda fase de la enfermedad es evitar la formación de nuevos cuadros trombóticos, desarrollar la circulación colateral y evitar las complicaciones a largo plazo (úlceras postrombóticas). Para ello, es imprescindible mantener el tratamiento médico indicado a base de media elástica de compresión fuerte (tipo II o tipo III) hasta la rodilla que el paciente deberá llevar desde antes de levantarse de la cama y durante todo el día, retirándola exclusivamente para dormir, hidratación de la piel al menos dos veces al día preferiblemente con aceites naturales, caminar todos los días 4kms. y realizar algunos ejercicios específicos, evitar estar de pie quieto durante periodos prolongados de tiempo, la exposición al calor, el sobrepeso corporal, las prendas ajustadas y, en el caso de las mujeres, evitar las terapias hormonales. En caso de que el estudio de coagulación resultara positivo, tal vez sea necesario mantener anticoagulación o antiagregación oral de por vida, según criterio del hematólogo.

En algunos casos, cuando la trombosis venosa afecta a la vena ilíaca izquierda es preciso realizar un angioplastia (dilatación) e implantar un stent para repermeabilizar todo el sector.

Conclusiones

En conclusión, la TVP es una enfermedad grave que, en algunos casos, causa importantes complicaciones que pueden llegar incluso a comprometer la vida del paciente. Si usted sospecha que pueda tener una trombosis venosa deberá acudir urgentemente a un especialista en Angiología y Cirugía Vascular para que le diagnostique y establezca las pautas de tratamiento adecuadas lo antes posible. El tratamiento de la TVP es fundamentalmente médico y está enfocado a prevenir las complicaciones y mejorar los síntomas tanto en la fase aguda como en el síndrome postrombótico; la prevención es básica en el pronóstico de la enfermedad y, en ella, el paciente juega un papel principal pues participa activamente en su propio tratamiento.