Pueden estar implicadas alteraciones anatómicas de nacimiento o ser desarrollado por trauma en el cuello o en el hombro
La Unidad de Patología Vascular del Hospital Ruber Internacional ha tratado con éxito a una paciente con síndrome del opérculo torácico (SOT). Una patología poco frecuente que se produce cuando estructuras osteomusculares comprimen los nervios, arterias o venas en su trayecto hacia la extremidad superior. El Hospital Ruber Internacional destaca por ser un centro que cuenta con equipo tecnológico de última generación permitiendo un diagnóstico rápido y certero.
Dolor, hinchazón o sensación de hormigueo en el brazo son síntomas característicos del síndrome del opérculo torácico (SOT). Este problema requiere de un equipo multidisciplinar con experiencia en identificar oportunamente el síndrome, realizar una adecuada decisión terapéutica, así como un seguimiento estrecho para garantizar la efectividad del tratamiento. La Unidad de Patología Vascular del Hospital Ruber Internacional, dirigida por el doctor Pablo Gallo, reúne estas características y trata, de manera exitosa, esta patología.
El síndrome del opérculo torácico (SOT) -también denominado síndrome del desfiladero torácico o síndrome compresivo cervicotorácico- es poco frecuente y afecta predominantemente a mujeres, principalmente de 20 a 50 años. El SOT afecta a los nervios en el 95% de casos, en el 4% implica al sistema venoso y solo en el 1% tiene afectación arterial. De acuerdo con el jefe de la Unidad de Patología Vascular, doctor Pablo Gallo, este síndrome puede estar condicionado por alteraciones anatómicas de nacimiento como deformidades o mal posicionamiento de la primera costilla, la clavícula o los músculos del cuello. “También puede ser desarrollado por trauma en el cuello o en el hombro. Así como asociarse a algunas prácticas laborales o deportivas relacionadas con movimientos repetitivos de los miembros superiores”, explica el doctor Gallo.
El estrecho torácico anatómico originado por la inserción de los músculos del cuello, el espacio entre la clavícula y la primera costilla, se incrementa desencadenando múltiples problemas por la compresión del paquete vásculo-nervioso que lo atraviesa. En el caso más reciente llevado a cabo en el Hospital Ruber Internacional, una paciente joven sufría dolor e hinchazón de su brazo izquierdo por culpa de la primera costilla, que comprimía su vena subclavia contra la clavícula.
Más en detalle, la paciente acudió a consulta remitida por traumatología y sin patologías previas. Según indica Pablo Gallo, se le practicaron diferentes pruebas para descubrir la raíz de su problema. “El diagnóstico se basa en los hallazgos clínicos, en algunos casos el paciente puede debutar con una trombosis de la vena subclavia. El eco-doppler es una herramienta de gran utilidad capaz de objetivar zonas de compresión o identificar la trombosis”.
Asimismo, y como indica el doctor Santiago Zubicoa, responsable de la Unidad de Radiología Vascular Intervencionista del Hospital Ruber Internacional, con el fin de identificar la causa se debe realizar otros estudios de imagen como la tomografía computarizada, la resonancia magnética dinámica y la flebografía dinámica del miembro superior que proporciona confirmación diagnóstica y además permite el tratamiento endovascular mediante tromboaspiración en el mismo acto. También se debe completar el estudio con pruebas analíticas de hipercoagulabilidad y marcadores tumorales para descartar otras causas”, indica el experto.
A través de este tipo de pruebas, se comprobó que la paciente presentaba una trombosis en su vena subclavia izquierda, con importante circulación colateral en el cuello y parte superior del tórax. Así lo explica el doctor Pablo Gallo: “Esta circulación colateral surge porque el trombo ocluye la vena e impide el paso de la sangre lo que condiciona que se desarrollen vías colaterales para descomprimir la oclusión. En ocasiones, pueden visualizarse en la zona del hombro y brazo en forma de cordones venosos superficiales”.
Respecto al tratamiento, en caso de trombosis venosa, la terapia inicial debe dirigirse a la restauración del flujo sanguíneo, programar trombolisis fármaco-mecánica (eliminación del trombo) e iniciar tratamiento anticoagulante. “Posteriormente debe decidirse el tipo de intervención quirúrgica adecuada para liberar las estructuras comprimidas, realizar escalenotomía (sección de los músculos escalenos) y/o resección de la primera costilla”, afirma el doctor Pablo Gallo. Según asevera el doctor Zubicoa, la ventaja del Hospital Ruber Internacional es que dispone de equipos de última tecnología para diagnóstico y tratamiento de esta patología. “Como unidad de patología vascular contamos con un equipo de especialistas en cirugía vascular y radiología intervencionista vascular, y trabajo en conjunto con equipo de traumatología”, destaca el doctor Gallo.